Feeds:
Posts
Comments

Imagínate en el punto de observación más elevado en Chichén Viejo, en un templo que mira sobre la Plaza y que está alineado al este verdadero. El techo del templo tiene almenas decoradas con símbolos de la estrella Venus, y junto a ti hay una piedra hermosamente labrada que tiene un orificio al centro y un mango para sostenerla (Fig. 1). Es un instrumento que permite distinguir la luz blanquiazul de la estrella, del fulgor naranjo que llena el horizonte antes de la salida del Sol.

Es el amanecer del 22 de septiembre del año 1353, día 0 Sip, y en la Tabla de Venus que estás consultando dice que en 6 Sip Venus emergerá como estrella del amanecer. Al asomarte a ver cada mañana, confirmas la predicción. El haz de luz blanca de Venus se deja ver por unos minutos mientras una fría brisa recorre el ambiente. Kaktunal, la deidad de las heladas matutinas, ha nacido.

Fig. 1. Un dispositivo para ver a Venus que fue encontrado en el techo del Templo de la Serie Inicial (en Chichén Viejo), un edificio que mira a la Plaza y está alineado al este verdadero. Aquí, la observación más importante sucede justo después del otoño de septiembre, ya que a partir de ese momento Venus matutino siempre emergerá al sur de la eclíptica, un evento que marca el comienzo de amaneceres con heladas. Dibujo de Karl Taube, tomado de Taube et al. 2020, Fig 20a.

Los murales en el Templo de la Serie Inicial muestran a la deidad que se manifiesta en estos tiempos del año (ver Fig. 2, primera y segunda a la derecha). Los rasgos de Kaktunal en la p.50 de la Tabla de Venus son similares a los de su equivalente Itztlacoluihqui, que es pintado por los parientes toltecas en el centro de México. Sus piernas y pies tienen franjas rojas y blancas, y sus ojos están vendados. Su cabeza luce petrificada (ver Fig. 2, últimas dos: Itztlacoliuhqui y Kaktunal).

Fig. 2. Primeras dos a la izquierda: Kaktunal en fragmentos de murales pintados en el Templo de la Serie Inicial, con la cara y el faldellín cubiertos de hielo. Dibujos de Karl Taube de Taube et al. 2020, figs. 22b y 22c. Últimas dos a la derecha: Iztlacoliuhqui del códice de centro de México Telleriano-Remensis y Kaktunal de la Tabla de Venus del Codex Dresde, p.50.

Durante las siguientes siete trecenas, o 91 días, observa a Venus con mucha atención. Mientras se eleva y tiende a moverse más al sur—y mientras aparece cada día más temprano—, hará que las mañanas sean más frías: el agua se congelará y también caerá granizo o nieve. Y luego, en el solsticio de invierno de este año de 1353, en la fecha del Jaab 10 Yaxk’in, que es 21 de diciembre, y también en los días subsiguientes, verás a Kaktunal en su esplendor, lo más elevado y estirado al sur que puede estar.

Este evento tan especial será cuidadosamente registrado en un libro sagrado de los toltecas, parientes de los itzaes (ver Fig. 3). En la p.49a de ese códice, Tlahuizcalpantecuhtli, el Venus en su aspecto de estrella del amanecer, sostiene el cielo. La fecha es año 4 Calli, día 5 Malinalli, precisamente 21 de diciembre de 1353. Las montañas tienen nieve, y en este mes de Panquetzaliztli los elementos rituales, incluyendo las banderas de papel, son sostenidas como lo hace la deidad de la veintena, el Tezcatlipoca de rayas blancas y rojas–otro de los nombres de Tlahuizcalpantecuhtli.

Fig. 3. Arriba a la derecha, extracto del Códice Borgia p.49a, mostrando el signo del tonal Malinalli sobre Tlahuizcalpantecuhtli o Tezcatlipoca, la deidad Venus matutino con sus franjas rojas y blancas características, tal y como aparece en la veintena Panquetzaliztli (como se muestra abajo a la derecha, tomado del Telleriano-Remensis). Venus matutino está en máxima elongación, y alcanzará su máxima posición al sur en los próximos días, un evento estándar que es bien conocido por los astrónomos. El Convertidor es producto de mi estudio (Patrick Encina 2013). Muestra la fecha 5 Malinalli 13 Panquetzaliztli, año 4 Calli.

Este tipo de evento en que, en el solsticio de invierno Venus matutino pasa a estar más al sur que el Sol, es tan relevante que será pintado incluso en otro códice, el Borbónico (Fig. 4). Mira esto: Venus al amanecer está en el lado superior derecho de la imagen; y observa la flecha roja a un costado. Esta flecha es el rayo que fue lanzado por Tonatiuh, el señor Sol. Hay una leyenda que dice que Venus del amanecer estaba lanzando sus rayos al Sol para que éste se moviera —porque, como era solsticio, estaba muy quieto. Tras varios intentos fallidos de parte de Tlahuizcalpantecuhtli, el Sol se levantó y le lanzó una flecha a la cabeza, dejándolo ciego—razón por la cual aparece con los ojos vendados y una flecha en su gorro (lee la Leyenda de los Soles). El conjuro al que está sujeto Itztlacoliuhqui dice que volverá piedra a animales y plantas, y que traerá hielo a lagunas y montañas.

Fig. 4. Página 12 del Códice Borbónico. Una representación del tiempo de solsticio de invierno. Después de que Itztlacoliuhqui ha vagado por siete trecenas (contar las siete cañas que sostiene), y mientras que el Sol Tonatiuh está en su tiempo de quietud, Itztlacoliuhqui le lanza rayos para que se mueva, y tras no atinarle, el Sol le lanza una flecha con plumas rojas que lo deja ciego. Este es el tiempo en que Venus helado (en la imagen, en la porción superior derecha, rodeado de puntos blancos) está en el lado sur del cielo—e incluso más al sur que el Sol y su flecha.

Ahora escucha, viajero del tiempo: mientras observas a Venus matutino en el año en que te encuentras—y en cualquier momento entre el equinoccio de septiembre y el solsticio de diciembre, e incluso por 52 días más— asegúrate de que todo lo que has visto y escuchado quede registrado en piedras, murales, piel de venado y libros de papel de Amate. Este conocimiento astronómico y meteorológico, y la consideración tan especial que le tenemos a las deidades celestes, no deben morir jamás.

Imagine yourself seating on the highest point of observation in Chichén Viejo, on a Temple that overlooks the Plaza and that is aligned to the true east. The roof of the Temple has ‘almenas’ decorated with morning Venus star symbols, and there is a beautifully carved stone that has an orifice at the center and a handle (Fig. 1). It is a star-viewing device that isolates the star’s white-blue light from the surrounding glow of the rising Sun.

It is the dawn of September 22nd of the year 1353, day 0 Sip of the month, and the Venus Table you are reading tells you that on day 6 Sip morning Venus will rise for the first time. As you watch every early morning, you confirm the prediction. The beam of white rays from morning Venus shines right through for a few minutes, as a cold breeze fills the air. Kaktunal, the deity of the morning frost, has been born.

Fig. 1. A Venus-viewing device found on the roof of the Temple of the Initial Series (Chichén Viejo) that overlooks the Plaza and is aligned to the true east. Here, the most important observing time is right after the start of the Autumn equinox, as it is when any rise of morning Venus will occur to the south of the ecliptic, an event that marks the onset of frosty morning days. Drawing by Karl Taube, taken from Taube et al. 2020, Fig 20a.

The murals on the Temple of the Initial Series tell you and your people of these times of the year (Fig. 2, first and second on the left). The features of Kaktunal on p.50 of the Venus Table are similar to those depicted by the Toltec relatives for his equivalent, Itztlacoliuhqui. His legs and feet have red and white stripes, and his eyes are blindfolded. His head has become petrified (see Fig. 2, last two: Itztlacoliuhqui and Kaktunal).

Fig. 2. First two on left: Kaktunal from fragments of painted murals of the Temple of the Initial Series. Drawings by Karl Taube from Taube et al. 2020, figs. 22b and c. Last two on right: Itztlacoliuhqui from the central-Mexican codex Telleriano-Remensis and Kaktunal from the Mayan Codex Dresde, on the Venus Table, p.50.

For the next seven thirteen-day cycles, or 91 days, you will be watching morning Venus closely. As it rises and seems to be moving further south–and as it shows up earlier at dawn day by day–, it will make mornings become colder and colder: water will freeze, and hail or snow might fall. And then, on winter solstice of this, the year 1353 on Jaab date 10 Yaxk’in, which is December 21st–and also on the next few days–, you shall see shining Kaktunal as high and as stretched to the south as he can be.

This very special event shall be carefully recorded by the Toltec, relatives of the Itzá, on a sacred book (see Fig. 3). On page 49a of the codex, Tlahuizcalpantecuhtli, morning Venus star, is holding up the sky. The date is year 4 Calli, day 5 Malinalli, precisely December 21, 1353. Mountains will have snow, and on this month of Panquetzaliztli, ritual elements, including white paper banners, are to be held as shown by the deity of the month, red-striped Tezcatlipoca–yet another name for Tlahuizcalpantecuhtli.

Fig 3. Top right, excerpt of Codex Borgia p.49a, showing tonal sign Malinalli above Tlahuizcalpantecuhtli or Tezcatlipoca, morning Venus deity, with his characteristic red stripes, just as he appears on the month Panquetzaliztli (as on bottom right, taken from Telleriano-Remensis). Morning Venus is in its maximum elongation, and will reach its maximum southern position on the next few days, a standard event for morning Venus at this time of the year that is well-known by astronomers. The Converter is a product of my study (Patrick Encina 2013). It shows date 5 Malinalli 13 Panquetzaliztli, year 4 Calli.

This event of morning Venus appearing farther south than the Sun on winter solstice, is so relevant that it shall be painted yet on another codex, the Borbonicus (Fig. 4). See this: morning Venus is on the top right of the frame; and note the red arrow on its side. This arrow is the ray that was thrust by Tonatiuh, the Sun lord. There is a legend that says that morning Venus thrust rays to the Sun so that it would move –because, as it was solstice, the Sun was very still. After several trials, the Sun rose and darted arrows at Itztlacoliuhqui’s head, leaving him blind– which is why he appears with the eyes covered and an arrow on his hat (read the Leyenda de los Soles). His curse is to cast freezing spells on animals, plants, mountain peaks and lakes.

Fig. 4. Page 12 of Codex Borbonicus. A representation of the time of winter Solstice. After Itztlacoliuhqui has wondered for seven ‘trecenas’ (count the seven reeds he is holding) and while the Sun Tonatiuh is on his winter standstill, Iztlacoliuhqui thrusts his rays at him so that he will move, but after missing, the Sun darts him an arrow with red feathers that leaves him blind. This is the time when frosting Venus (at the top right, surrounded by white dots) is on the southern side of the sky–and even farther south than the Sun and its ray-arrow.

Now listen, time traveller: as you observe morning Venus on the year you are on–and at any time between September equinox and December solstice, and even 52 days beyond that–be sure to keep all this that you have seen and heard recorded on stones, murals, deer hide and Amate books. This astronomical and meteorological knowledge, and the very special regard for celestial deities, should never die.

Please go here to read my new Manuscript A Commentary to Milbrath’s “Seasonal Cycles, Veintena Rituals, and Yearbearer Ceremonies in Central Mexico”. In it you will find two major considerations:

First, the chronological system of the veintenas in the codices of Central Mexico acquires new significance in light of a recent finding. The first page of the veintena sequence in codices Tudela (1530), Magliabechiano (1566) and Ixtlilxóchitl (circa 1566) shows a pictograph of Atlacahualo that has been understood as the first veintena of the Mexica-Aztec calendar when rather it seems to be the last veintena of the Otomí calendar. This becomes clear when comparing the second page of the sequence because it presents a Gladiator ritual, a ceremony among the people of Tlaxcala (who are Otomí) that is strictly related to the five useless days, and that is “apart from the eighteen veintenas” –says Durán (1967:271). Reaffirming this structure is the Tudela version of the second page because it has two sections: the bottom one with the Gladiator ritual pictograph, and the top one with the Tlacaxipehualiztli pictograph. This automatically puts Tlacaxipehualiztli as the inaugural veintena of Otomí year. In this brief manuscript the author offers commentaries to Milbrath (2022) in a search for dialogue about the co-existence of two distinct chronological systems in Central Mexico –the Mexica-Aztec and the Otomí– that when understood in tandem, accommodate the yearbearer on the 364th and the 359th day respectively; and while the first system has Izcalli inaugurating the year on Gregorian date February 12, the Otomí system has Izcalli and Atlacahualo closing the year from February 12 through March 4 till March 23, when a quarter of the year-cycle is completed. The Gladiator ceremony serves as a hiatus after which the Otomí year begins on March 29 on Tlacaxipehualiztli. This explains Durán’s entries about such a starting time of the year among the Tlaxcalan people and helps solve many questions in Central Mexican calendrical studies.

From left to right, Códice Magliabechiano f.30r (1566), Códice Tudela f.12r (1530), Códice Ixtlilxóchitl I f.95r (circa 1566). Notice how the Tudela has two sections, while the Magliabechiano and the Ixtlilxóchitl only show the event from the bottom of Tudela f.12r. This event is the Gladiator ritual whose occurrence is strictly “aparte de las dieciocho del año” (apart from the eighteen of the year, in words of Durán 1967, p.271).

The second consideration is this:

This new reading of the Tudela veintena series converts the page into a precious piece of evidence about the location of the Otomí ‘useless days’ (or Dupa) in relation to the opening veintena of the year, Tlacaxipehualiztli. Understanding that this sequence corresponds to the Otomí version of the calendar year concomitantly leads to accepting that the Mexica-Aztec inauguration occurs two veintenas before, on Izcalli, which explains why Titil is reported as the veintena in which rituals were held to bury the 52-year bundle (Caso 1967:134-138 and Taube 1993:13, cited by Milbrath (1997:202). It also explains why the name of the Mexica-Aztec year has a coefficient of -1 in comparison to that of the Otomí year. That is why the date Nahui Ollin Year 13 Reed can actually be read as having happened on March 17 (Julian) in 1492 for the Otomi-Toltec peoples –and could be read again by those following the tradition for year 2012. Back in times of Axayacatl the Piedra de los Soles was intentionally manipulated, meaning that the 13 Reed year block got the third chalchihuite carefully effaced (I have seen high resolution photos of it) so that the year could be read by the Aztec governor as 12 Reed. Another act of imposition of the Aztec year structure was the obligation of celebrating new year festivities on February 12. This was the actual solar date on which all the ceremonial plazas were filled with people living under the rulership of the Aztec empire. When the Spanish arrived, they noted this Aztec-led major festivity and marked the date on their Julian calendar. It was February 2nd. Then they imposed the celebration of the Candle Virgin on that date. Until now, all throughout Central Mexico, in Otomian regions in Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Estado de México, Morelos and beyond, people make huge festivals in dedication to La Virgen de la Candelaria. People have no recollection or means to know that it is related to the original Mexica-Aztec starting of the year on 1 Izcalli. What is more paradoxical is that the Otomí people of tradition also celebrate San José, which is March 19. They turn out the fire in the three-stone hearth on the previous days, clean it up well and then, upon the first sunrays, ‘enflower’ it and light a brand-new fire that must last for a year. This is just the continuation of the ritual of their Otomí ancestors, who did exactly that on the solar day of March 29.

It is only fair that this correct calendrical content is brought back to the Mexican Peoples.

Geraldine A. Patrick Encina participó en la Mesa Otomíes 1 del II Congreso Internacional sobre Códices y Manuscritos Coloniales, el 9 de marzo de 2022, donde presentó un notable descubrimiento: existen dos secciones temáticamente distinguibles dentro del folio 12r del Códice Tudela, un códice que respeta y maneja la estructura calendárica otomí. Las secciones del folio 12r permiten reconocer una separación entre el final del año viejo (plasmado pictóricamente en la lámina 11r) y el principio del año nuevo (en la sección superior del folio 12r).

El folio 12r siempre se ha manejado como cualquiera de los demás folios dentro de la sección del calendario, es decir, como aludiendo a una veintena –la segunda– de una secuencia donde el primer folio, f.11r, muestra un dibujo para la veintena Xilomanalistli. La autora realiza un análisis comparativo con los calendarios derivados de libros que se transcribieron de la porción pintada del Códice Tudela. Dichos calendarios se plasman en el Códice Magliabechiano y el Códice Ixtlilxóchitl I, ambos de 1566. Al hacer la comparación del contenido de la segunda página de la secuencia calendárica de los tres códices dentro del ‘Grupo Mabliabechiano’, se observa que solamente el Tudela tiene una sección inferior –que muestra una pintura del ritual gladiatorio propio de los cinco días aciagos o Dupa otomí,*– y además, en la sección superior, muestra a Xipe Totec, numen de la fiesta otomí que, en voz nahua se llama Tlacaxipehualiztli. Este dibujo, y solo este dibujo, pertenece a la veintena primera del año otomí que comienza el 29 de marzo gregoriano de acuerdo con Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, quien respeta la estructura de su linaje chichimeca (de sustrato cultural otomí). En cuanto a la fecha del ritual o fiesta gladiatoria, celebrada en Nahui Ollin, ésta “se daba aparte de las dieciocho del año” a 17 de marzo (fecha juliana equivalente al 26 de marzo) –comenta Fray Diego Durán en la p.270-271 del Tomo I (consultado en la Biblioteca Virtual de Cervantes). Esa fecha es exactamente un día Nahui Ollin (voz nahua para Cuatro Movimiento) en el Convertidor Damixi que ha construido la Dra. Patrick Encina desde el año 2013.

Este análisis muestra de manera contundente que todos los códices que tienen una sección calendárica en la cual la secuencia inicia con la veintena Xilomanalistli, están reproduciendo la secuencia calendárica del Códice Tudela sin comprender que dicha veintena se muestra para sostener el año otomí que está por cerrarse: su cierre es en 23 de marzo, y con ello se da entrada al tiempo aciago “Dupa” en los días 24-25-26-27-28 de marzo durante el cual se realiza el ritual gladiatorio. Solamente transcurrido ese tiempo puede iniciar el nuevo año otomí, siendo la veintena inaugural Tlacaxipehualiztli, originalmente llamada en hñahñu Anttzâyo, siendo la fecha 29 de marzo y la figura asociable, pintada en el folio correspondiente, la de Xipe Totec. Los códices del Grupo Magliabechiano –como son el Magliabechiano y el Ixtlilxóchitl I (de alrededor de 1566)– transcriben solamente una figura (la del ritual gladiatorio), sin respetar que en la fuente original, el folio 12r del Códice Tudela muestra dos figuras espacialmente separadas, y que eso se debe porque hay una gran diferencia temática y temporal entre los dos rituales consecutivos (el ritual gladiatorio en Dupa y el ritual a Xipe Totec en Tlacaxipehualiztli). Cuando se comprende que el dibujo inferior del f.12r corresponde al tiempo aciago o Dupa, se descubre “el eslabón perdido” de la secuencia de veintenas, pudiendo establecer con toda seguridad el cierre del año otomí en la veintena que antecede a Dupa, es decir, aquella que en voz nahua es Xilomanaliztli.

Al haber ignorado dicho eslabón, códices contemporáneos con contenido calendárico, como los de Fray Diego Durán, el Vaticano A y el Telleriano-Remensis, e incluso el Florentino de Sahagún, replicaron la secuencia de veintenas que ubica a Xilomanaliztli (o por otro nombre, Atlacahualo) en primera posición, interpretando que tal es la veintena que da arranque al año mexica –ojo, siempre aludiendo a la estructura calendárica mexica. Con esto, es posible demostrar que todo el corpus aquí mencionado y la producción de otros autores (como Veytia y De la Serna (2011:Cap VII)) se basa en una premisa falsa (que la estructura calendárica con la lámina inicial de Xilomanaliztli es del calendario mexica) y una interpretación equivocada (que Xilomanaliztli es principio del año, cuando es su cierre).

[Para quienes quieran saber cuál es la primera veintena del año mexica, y qué documento la respeta, la respuesta es: la primera veintena del año mexica es Izcalli; comienza el 12 de febrero gregoriano siempre en Flor, Serpiente, Perro y Águila, y lo demuestran: el Códice Borgia, el Códice Borbónico y el Aubin de 1576 solamente. La ubicación del día que nombra al año mexica está en la posición 364 (10 de febrero: y los días son Casa, Conejo, Carrizo y Pedernal). En el sistema otomí, el día que nombra al año (con mismos nombres, y un coeficiente más que el mexica) está en posición 359 (22 de marzo), y los días iniciales son Flor, Serpiente, Perro y Águila también.]

¿Cuándo cayó Tenochtitlán?

Aunque la fecha de la caída de Tenochtitlán se ha asociado al 13 de agosto juliano –el día después de Santa Clara–, resulta que sucedió trece días después: el 26 de agosto juliano de 1521.

Mucho se ha escrito e interpretado acerca de la Caída de Tenochtitlán, y ahora que estamos en agosto de 2021, quinientos años después, se torna más apremiante que nunca dilucidar cuándo sucedió aquel evento que cambió el curso del imperio azteca para siempre. Se trató de un ataque persistente y feroz sobre la capital azteca por parte de los hombres de Cortés, que duró ochenta días–según relata Bernal Díaz del Castillo (1942).

Las referencias históricas que revisaremos aquí son la entrada de los peninsulares a Tenochtitlán en 1519 marcada por el encuentro entre Hernán Cortés y Moteuczomatzin Xocoyotl, la Noche Triste y la lucha de Otumba (registrada por los españoles) y la propia caída de Tenochtitlán.

Referencias históricas para la entrada de los españoles a Tenochtitlán en 1519

Si tomamos en cuenta el registro de la entrada de los españoles a Tenochtitlán en noviembre de 1519, se tienen que considerar al menos diez fuentes (ver Cuadro 1 más adelante). No es metodológicamente correcto tomar de forma aislada la fecha de Hernán Cortés—que se refiere a “ocho días del mes de noviembre”—y que la elección de dicha fecha se justifique basándose en el hecho de que coincide con los registros de López de Gómora y de Bernal Díaz del Castillo, mismos que probablemente se basaron en el propio informe de Cortés. Alfonso Caso (1959:13) dice tácitamente:

“La entrada de Cortés a México fue el 8 de noviembre [de 1519]. Esto lo dicen no sólo Cortés y Bernal Díaz, a quienes citábamos en nuestro artículo de 1939, sino Sahagún, Cervantes de Salazar e Ixtlilxóchitl. No hay ningún autor indígena o español que difiera de esta fecha, por lo que podemos darla por admitida sin discrepancia.”

Esta aseveración de Caso es falsa, puesto que existen dos registros que refieren el 23 de noviembre de 1519, una que refiere el 25 de noviembre y dos más que se pueden reconstruir para el 22 de noviembre (todas fechas julianas), mientras que el día 8 viento sostiene un anclaje con el 21 de noviembre, como veremos a continuación.

En efecto, tanto Rafael Tena como Alfonso Caso (1939 y 1959) pasan por alto el registro mucho más consistente de 23 de noviembre juliano.

Breve nota sobre las correlaciones de Caso y Tena

Antes de continuar con el análisis del registro de fechas coloniales tempranas, cabe comentar brevemente acerca de las correlaciones más aludidas para el centro de México, que son las de Alfonso Caso y Rafael Tena. Caso (1971:348) niega que el calendario indígena haya tenido un sistema para mantenerse en sincronía con el Sol en periodos cortos, pero para periodos largos –como aquellos registrados por los mayas– acepta la existencia de fechas-aniversario de acuerdo a fechas solares, algo postulado por John Teeple (1930) quien lee múltiplos enteros del año trópico en inscripciones de la Cuenta Larga. El mismo Caso propone que: (i) el año comienza en Izcalli; (ii) que uno de los días de inicio de veintena es Cuetzpallin; y que (iii) el último día de Títitl (en la posición 360) es el que da nombre al año, es decir, el que funge como cargador del año mexica. Recientemente he comprobado, de acuerdo con lecturas del Códice Borgia, que los días de inicio de veintena no comienzan en Cuetzpallin (Lagartija), sino en Serpiente (Cóatl), Perro (Escuintli), Águila (Cuahuhtli) y Flor (Xóchitl) (Patrick Encina, 2018 y 2021), de modo que el modelo de Caso es débil y sólo se sostiene en tanto que la primera veintena del año mexica sí es Izcalli, como veremos luego.

Al revisar la propuesta de Caso, la investigadora Broda (1969:54-56) hace notar que los datos que se obtienen en las fuentes primarias son de relativa exactitud, y aunque en éstas se proporcionan muchas fechas, la mayoría deben ser consideradas con prudencia. La investigadora refiere objeciones de Kubler y Gibson (1951), quienes manifestaron estar en contra de la propuesta hecha por Caso. Ellos argumentan que las fechas de análisis no tienen suficiente sustento, puesto que las correlaciones entre fechas provienen de distintos autores, lo cual implica que existen conflictos entre las correlaciones debido a la Reforma Gregoriana del calendario europeo, así como al posible uso de algún método de intercalación adoptado en los calendarios originales. Broda opina que para que haya una propuesta válida de correlación día a día tiene que haber información correcta acerca de la posición de los nemontemi, el portador de año, el día de ceremonia y el momento en que inicia el día (Broda 1969:54-56 citada por Villaseñor 2007: 78). En lo que respecta al último punto, cabe notar que el Códice Telleriano (48vto) dice que “ellos cuentan el día, desde medio día hasta otro día a medio día.” Otras fuentes refieren que se comenzaba a la puesta de sol (La Farge, citado por Villaseñor 2007:16) y otros por la noche.

Por su parte, Rafael Tena (1987:37-50) propone que hubo cierto sistema de intercalación de bisiestos que duplicaba un día de la Rueda Calendárica cada cuatro años. Esta propuesta la sustenta en su interpretación de un supuesto sexto signo de día en la lámina 7r del Códice Telleriano Remensis y en Fray Diego Durán (1984:293) quien menciona un “bisiesto” como sexto nemontemi. Además está Del Castillo (2001, cap.71, p.167) quien explica que para completar el año de 365 días y 6 horas, “cada cuatro años se hace un bisiesto, que todas las veces cae en el año técpatl”, y también tenemos a Diego de Landa (2000:94), que refiere que los mayas tenían seis horas más al final de cada año. En su modelo, Rafael Tena inserta los nemontemi después de Izcalli, veintena que considera la última, dejando a Atlcahualo como la veintena de inicio del año. Y además sostiene algo difícil de aceptar: que el último día de Tititl (que en su modelo es la penúltima veintena del año) es el que nombra al año (ver Villaseñor 2007, páginas 77 y siguientes).

Las fechas del primer encuentro entre Cortés y Moctezuma tuvieron su base en el Calendario Otomí

En la 7ª Relación de Chimalpahin Cuautleuanitzin de Chalco-Amaquemecan (1606-1631) se dice:

“Año 1-acatl, 1519 (…) Y cuando llegó aquí, a México-Tenochtitlán, el capitán general Hernando Cortés, salieron a recibirlo el señor Moteuczomatzin Xocoyotl, Cacamatzin tlatoani de Tetzcoco y Tetlepanquetzatzin tlatoani de Tlacopan, en el signo 8-ehecatl de la cuenta de los días; y en la cuenta mensual de los ancianos era el día noveno de quecholli.”

Es muy importante comprender aquí que “la cuenta mensual de los ancianos” es la manera de distinguir el sistema otomí  del sistema mexica-nahua. Mientras que los otomíes enumeran los días de la veintena del 0 al 19, los mexica lo hacen del 1 al 20. Adicionalmente, si bien ambas tradiciones comparten los mismos rangos de fechas durante cuarenta días –específicamente para las veintenas Izcalli (del 12 de febrero al 3 de marzo) y Atlacahualo (del 4 de marzo al 23 de marzo)–, a partir del 24 de marzo ocurre una separación de cinco días, pues los otomíes insertan sus Dupa o días muertos, en ese punto. Así, para los mexica la veintena Tlacaxipehualiztli comienza el 24 de marzo, mientras que la veintena otomí equivalente, que es Anttzayo, arranca el 29 de marzo, lo cual otorga pleno sentido a los alineamientos de sitios arqueológicos otomianos tan importantes como Cuicuilco (Galindo Trejo y López 2001:207; Sprajc 1997, 2001:171-173), la pirámide de Xochitécatl en Tlaxcala (Sprajc 2001:173) y Teopanzolco en Morelos (Sprajc, 2001:346-347).

Al revisar registros coloniales tempranos hay que considerar que muchas veces los escribas ocuparon las fechas otomíes para referir eventos de la historia mexica, algo que como se anotó arriba, es fácilmente detectable porque se dice que se trata de “la cuenta mensual de los antiguos”. De modo que la anotación “noveno del Quecholli en la cuenta mensual de los antiguos” puede ser leída como “noveno día del mes otomí que se llama Quecholli en mexica”. Una vez con esto, tenemos que recordar que la secuencia de días en el mes otomí avanza desde 0, por lo que el noveno día tiene el numeral 8. Si el año otomí en curso era Acatl y por ende los días comenzaban a la hora del amanecer, la entrada pudo anotarse como 8 Antzhoni si fue después del amanecer o como 7 Antzhoni si fue antes de la salida del Sol. Como muestro en el Cuadro 1, 7 Antzhoni es el registro correcto para el primer encuentro entre Cortés y Moctezuma, y lo más interesante es que esta fecha es comparable y equivalente a 13 Quecholli en el calendario mexica-nahua (ver también Figuras 1 y 2). El día 13 Quecholli para la entrada de Cortés aparece en un códice mexica-nahua: el Códice en Cruz.

13 Quecholli aparece en un registro mexica-nahua

León y Gama refiere que en el Códice en Cruz (CC) se representa la llegada a Tenochtitlán mediante un soldado a caballo más otro a pie y sobre él un pájaro que simboliza el mes Quecholli con trece gruesos puntos (Figura 1). Este dato calza perfectamente con la correlación aquí presentada, ya que el día 13 Quecholli equivale precisamente al rango del amanecer del 21 de noviembre al amanecer del 22 de noviembre julianos. Es este rango temporal el mismo en el que transcurrió el día 8 Ehécatl (Cuadro 1).

Figura 1a. Lámina K del Códice en Cruz, donde la primera columna a la derecha corresponde al año en que ingresó Hernán Cortés a Tenochtitlán: año 1 Acatl, o 1 Carrizo. Los detalles a un costado a la derecha son: un hombre barbado con sombrero de pico a caballo, indicativo de un español. Segundo, un glifo borroso del ave para el mes Quecholli, y a un lado tres filas de chalchihuites para el numeral trece. Encima, en un recuadro, se muestra un detalle de la Rueda de Boban con el glifo de ave Quecholli.
Figura 1b. Códice en Cruz.

Cuadro 1. Comparación entre los sistemas otomí y mexica para una porción del mes otomí Antzhoni y el mes equivalente mexica-nahua Quecholli, veintenas equiparables dentro de noviembre, mes en que ocurrió el primer encuentro entre Cortés y Moctezuma. Correlación de Patrick-Encina (2013)

Calendarización otomí para noviembre de 1519, año mexica 1 Acatl. Cada  tonal comienza al amanecer.  
Tonal (inicial del nombre en voz nahua)1Q2C3O4T5Q6X7C8Eh      
Antzhoni (veintena otomí)01234567      
noviembre (fecha juliana)1415161718192021      
               
Calendarización nahua para noviembre de 1519, año mexica 1 Acatl. Cada  tonal comienza al amanecer.  
Tonal (inicial del nombre en voz nahua)9Es10O11M12A13O1Q2C3O4T5Q6X7C8Eh 
Quecholli (veintena mexica)12345678910111213 
noviembre (fecha juliana)9101112131415161718192021 

La fecha 8 Viento

Como vimos, en la 7ª Relación de Chimalpahin se dice que el encuentro sucedió “en el signo 8-ehecatl de la cuenta de los días,” es decir, en la cuenta de los 260 tonales, o Tonalpohualli.

Algo importante de anotar es que el sistema de 260 días fue pan-mesoamericano, tal y como he podido demostrar en la página de conversión de fechas disponible aquí. Esto significa que el día 8 Viento otomí, que se dice 8 Ndähi, se da en la misma fecha del calendario juliano o gregoriano en la que sucede el tonal mexica equivalente, que es 8 Ehécatl.

Como vemos en el Cuadro 1, el día 8 Viento sucedió del amanecer del 21 de noviembre al amanecer del 22 de noviembre julianos. La fecha histórica 8 Viento para el encuentro entre Cortés y Moctezuma se menciona también en los Anales de Tlatelolco como Chicuey (8) Ehécatl. Aparte de estos registros, existen muchos más (Cuadro 2), pero hay un manejo laxo de los numerales para Ehécatl y también para la fecha exacta de noviembre. La más próxima al rango del 21 al 22 de noviembre es la registrada en la 7a Relación de Chimalpahin y en los Anales de Tlatelolco, mientras que la Crónica Mexicayotl maneja el 23 de noviembre (todas fechas julianas).

Cuadro 2. Más de diez registros de la fecha de encuentro entre Cortés y Moctezuma

FuenteFecha en el TonalpohualliFecha en el MetzpohualliCuenta mensual de “los antiguos” (donde el nombre de la veintena otomí es reemplazado por un nombre mexica)Fecha en Calendario Juliano en 1519Calce con estructura identificada en Códice Borgia
Registro de Hernán Cortés   8 de noviembre 
López de Gómora   8 de noviembre 
Bernal Díaz del Castillo   8 de noviembre 
Cervantes de Salazar   8 de noviembre 
Cristóbal del Castillo1 AcatlVíspera del 10º Quecholli  no
Sahagún   8 de noviembre 
Informantes de Sahagún1 EhécatlVíspera del 10º Quecholli  no
Ixtlilxóchitl (1892, Historia Chichimeca, p.377)   8 de noviembre 
Anales de TlatelolcoChicuey (8) Ehécatl “noveno de Quecholli” [22 de noviembre]
7ª Relación de Chimalpahin Cuautleuanitzin (1963:141-142:VII, 188r-189r)Chicuey (8) Ehécatl “noveno de Quecholli de la cuenta mensual de los antiguos” [9º Quecholli = 8 Antzhoni][22 de noviembre]
Códice Chimalpahin 9º Quecholli   8 de noviembreno
Códice Chimalpahin 9º Quecholli   8 de noviembreno
Códice Chimalpahin  “décimo de Quecholli en la cuenta mensual de los antiguos” [10º Quecholli = 9 Antzhoni]23 de noviembre
Códice Chimalpahin       Quecholli      noviembre 
Códice Telleriano       Quecholli   
Anales de México-Atzcapotzalco       Quecholli   
Crónica Mexicayotl de Alvarado Tezozómoc  “décimo de Quecholli en la cuenta mensual de los antiguos” [10º Quecholli = 9 Antzhoni]23 de noviembre
Códice Aubin   noveno de Quecholli25 de noviembreno
      
Tezozómoc (1975:xxi) pág. 111  al acabar Quecholli en la cuenta mensual de los antiguos                   [Antzhoni]3 de diciembre de 1520

En el Cuadro 2, última fila, hay un registro de Tezozómoc (1975:xxi) de la página 111 que refiere la muerte de Cuitlahuac. Esta referencia es importante porque sucede el último día de la veintena equivalente a Quecholli entre los antiguos otomíes, es decir, el último día de la veintena otomí Antzhoni.

Este evento, que se dio un año después del encuentro, se registra así:  “Muere Cuitlahuac de viruelas” en “… 2 Tecpatl xihuitl tlami Quecholli in huehue Metztlapohualli ic 3 mani Metztli de Diciembre…” traducido como ‘a dos-pedernal (1520) al acabar Quecholli en la vieja cuenta de meses, por ello se está en el 3 del mes diciembre.

Precisamente, la “vieja cuenta de meses” requiere convertir Quecholli en Antzhoni, por lo que es ésta, la veintena otomí, la que termina el 3 de diciembre juliano (13 de diciembre gregoriano proléptico), algo que se puede verificar ingresando la fecha gregoriana en el Convertidor Damixi.

Dado que la misma fecha señalada (“al acabar Quecholli”) se ubica en la cuenta mexica-nahua cinco días ANTES que en la cuenta otomí, entonces para evitar cualquier error de lectura y cálculo, Tezozómoc enfatizó que “por eso” se dice que la muerte sucedió el 3 de diciembre, puesto que ahí fue cuando terminó el mes de la cuenta vieja. Es decir, en la cuenta vieja de los otomíes, el mes de Antzhoni termina el 3 de diciembre juliano.

El adjetivo que Tezozómoc maneja en relación a fechas, ‘cuenta mensual antigua’ o ‘cuenta mensual de los ancianos’, denota su responsabilidad como historiador, ya que enfatiza que se trata de la estructura calendárica otomiana: aquella cuenta que estaba presente a la llegada de los mexicas al valle de México y los alrededores, algo verificado en el Telleriano-Remensis, folio 2r.

En resumen, como podemos observar en el Cuadro 2, existen dos registros (Códice Chimalpahin y Crónica Mexicayotl) que refieren el 23 de noviembre de 1519, una que refiere el 25 de noviembre (Códice Aubin) y dos más que se pueden reconstruir para el 22 de noviembre (7ª Relación de Chimalpahin Cuautleuanitzin y Anales de Tlaltelolco –todas en fechas julianas), y mientras que el tonal es definitivamente 8 Viento, sólo existe un registro de veintena que es exacto, que es 13 Quecholli del año 1 Acatl, plasmado en el Códice en Cruz.

En el Convertidor que he desarrollado se puede recuperar la fecha del encuentro entre Cortés y Moctezuma como 8 Viento 7 Antzhoni – 13 Quecholli equivalente al 21 de noviembre juliano de 1519, que sobre el calendario gregoriano es el 1 de diciembre de 1519 (Figura 2). Es importante notar que esta equivalencia de fechas en la veintena otomí y en la mexica aplica para todos los años ad infinitum, y no solo para los años de ese momento histórico.

Figura 2. Fecha obtenida para el encuentro de Moctezuma con Cortés empleando el Convertidor Damixi. En el calendario juliano sucedió el 21 de noviembre de 1519, que equivale al 1 de diciembre de 1519 en el sistema gregoriano proléptico. Consultar en el convertidor en la liga http://damixi.jl.serv.net.mx/convertidor/gc.jsp

Al poner este registro histórico en una línea de tiempo, ya sea sobre el sistema juliano o el gregoriano se mantiene una congruencia interna que permite ubicar correctamente las fechas de la Noche Triste y de la Caída de Tenochtitlán (así como también su inauguración, acerca de la cual me he referido recientemente en otra publicación en wordpress).

Referencia históricas para la Noche Triste

Cortés rescató a sus hombres que llevaban veinte días encerrados (durante toda la veintena de Etzalcualiztli) y “dende a treinta días de la mortandad de los mexicanos en el patio”. Los rescató apenas después, el día de San Juan 24 de junio juliano de 1520 en el “día de la fiesta de los Señores Tecuilhuitl” (Anales de México Azcapotzalco, 1903:70). Con la correlación aquí empleada, el 24 de junio juliano por la mañana fue 2 Tecuilhuitontli. Esta fecha nahua abarcó del mediodía del 23 de junio hasta el mediodía del 24 de junio julianos (el inicio a mediodía se explica porque el año es 2 Pedernal de rumbo norte).

Luego de una semana de lucha huyeron de Tenochtitlán durante la noche del 30 de junio al 1 de julio julianos, o sea, del 9 al 10 Tecuilhuitontli. Rumbo a Tlaxcala, una semana después, los españoles se enfrentaron al ejército de Cihuacóatl Matlatzincatzin en Temalcatitlan, una llanura cerca de Otumba. En la ‘Segunda Carta-Relación’ de Cortés (1970:85) se infiere, siguiendo su propia narración, que la batalla de Otumba aconteció el día 7 de julio juliano de 1520. Esto corresponde, en la correlación aquí sostenida, al 16 de Tecuilhuitontli, lo cual coincide con la anotación “hacia el final de Tecuilhuitontli” en la Historia Verdadera de Bernal Díaz del Castillo (1984, 2o tomo:447-448). Ni la Correlación de Caso ni la de Tena logran tal coincidencia.

Referencias históricas para la caída de Tenochtitlán:

Alfonso Caso (1959) menciona que la fecha de la Toma de Tenochtitlán no puede ser otra que 1 Cóatl = 13 de agosto de 1521. Integra una lista para 1 Cóatl y otra para 13 de agosto, mismas que muestro a continuación:

Lista para el registro de 1 Cóatl brindada por Caso (1959)

  1. Unos anales históricos de la Nación Mexicana – escrito por tlatelolcas
  2. Anales de Tula – escrito por tulanos
  3. Informantes de Sahagún – escrito por tlatelolcas (Códice Florentino, libro III, 490r, libro XII, 40)
  4. Cristóbal del Castillo – escrito por mexicanos
  5. Chimalpahin – escrito por chalcas (7ª Relación de Chimalpahin)

Lista para el registro de 13 de agosto brindada por Caso (1959)

  1. Hernán Cortés
  2. Gómara
  3. Códice Cozcatzlin
  4. Mazizcatzin
  5. Sahagún
  6. Cervantes de Salazar
  7. Valadez
  8. Actas de Cabildo, 1528

En el Códice Ixtlilxóchitl (Alva Ixtlilxochitl, 1975-1977, 1:478, citado por Prem, 2008), el historiador texcocano menciona el acontecimiento para el día 5 Miccailhuitzintli, pero esta aseveración hay que tomarla con cuidado, porque no existe consistencia en la secuencia de días que se trae desde el encuentro de Cortés con Moctezuma.

En cuanto a los tonales, históricos 8 Ehécatl para 1519 y 1 Cóatl para 1521, si se avanza desde el 8 Ehecatl del 21 de noviembre de 1519, cuando se llega al 13 de agosto de 1521 juliano encontramos que el tonal es 1 Malinalli, y que solamente trece días después, es decir, el 26 de agosto juliano, se llega a 1 Cóatl, tonal referido en muchos documentos.

Lo importante de esta fecha 26 de agosto juliano es que cae no en la veintena Miccailhuitzintli sino en la siguiente, la cual es mencionada en el Códice Telleriano-Remensis (f. 2v): “Ueymiccailhuitontli, en este mes acabó el marqués don Hernando Cortés la guerra con los mexicanos, cuando la subjetó del todo”.

Esta referencia es muy importante porque, en la estructura nahua propuesta, el 6 Ueymiccailhuitontli (o Xocotlhuetzi) fue 26 de agosto juliano y lo más importante, es que su tonal fue 1 Cóatl. El Convertidor Damixi produce esta fecha, y la vincula con el 26 de agosto juliano (o 5 de septiembre gregoriano, ver Figura 3).

Esto quiere decir que el día de veintena y el nombre de la veintena referidos en el Códice Ixtlilxóchitl (Alva Ixtlilxochitl, 1975-1977, 1:478, citado por Prem, 2008), no pudieron ser 5 Miccailhuitzintli sino que fueron 6 Huey miccailhuitl.

La versión otomí de dicha veintena (Huey miccailhuitl) es Antangotu y comienza en esa fecha, 26 de agosto juliano. Esto también determina y verifica que los inicios de veintena tanto otomíes como mexica son en día Cóatl, y no en día Cuetzpallin, como plantea Alfonso Caso (1959:16). Una evidencia independiente de que los inicios de veintena son en día Cóatl la tenemos en la p.49 del Borgia (Patrick 2021).

Figura 3. Fecha de la Caída de Tenochtitlán, el 26 de agosto juliano de 1521, equivalente al 5 de septiembre gregoriano, día 1 Cóatl, año 3 Calli, día 6 Hueymiccailhuitl, veintena nombrada así en el Códice Telleriano-Remensis.

Resulta muy interesante que el f.2v, p.10 del Códice Telleriano-Remensis señale: “Ueymiccailhuitontli, en este mes acabó el marqués don Hernando Cortés la guerra”, porque el sexto día de esa veintena fue 1 Cóatl.

En la correlación propuesta aquí, cuya consistencia interna se ha demostrado reiteradamente, la toma definitiva de Tenochtitlán fue el 26 de agosto juliano de 1521, trece días después del conmemorado ’13 de agosto’ juliano. Si queremos conmemorar el cumplimiento de 500 años exactos, entonces deberíamos esperar al 5 de septiembre gregoriano de 1521, ya que a la fecha juliana de 26 de agosto hay que sumarle diez días para ajustarla a fecha gregoriana (Figura 3).

Para reivindicar lo propio, se necesita descolonizar el sistema calendárico mexica y mesoamericano en general, y eso implicará aceptar que el aniversario de la caída de Tenochtitlán no tiene relación con el 13 de agosto, y que en todo caso está asociada al 26 de agosto –siempre que se recuerde su carácter juliano.

Referencias

Alvarado Tezozómoc, Fernando, Crónica Mexicáyotl, México, IIH-UNAM, 1949, Primera reimpresión 1975, p.161.

Alva Ixtlilxochitl, Fernando de. Obras Históricas, Tomo 1. Editado por Alfredo Chavero http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/obras-historicas-de-don-fernando-de-alva-ixtlilxochitl-tomo-1/html/

Alva Ixtlilxochitl, Fernando de. Obras Históricas, Tomo 2. Editado por Alfredo Chavero.

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/obras-historicas-de-don-fernando-de-alva-ixtlilxochitl-tomo-2/html/

Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de, Obras Históricas, Edmundo O’Gorman (ed.), México, UNAM, 1975-1977, p. 478.

Broda, Johanna (1969). “The Mexican Calendar as compared to other Mesoamerican Systems”. Acta Ethnologica et Lingüistica nr. 15, Series Americana 4, Institut für Völkerkunde, Viena, Universidad de Viena.

Caso, Alfonso (1959). Correlación de los Años Azteca y Cristiano. México, 1939. Sobretiro del t.III no.1, de la Revista Mexicana de Estudios Antropológicos.

Chimalpahin Cuautleuanitzin (1963) 7ª Relación, 1606-1631, Relaciones de Chalco-Amaquemecan.

Códice en Cruz. Acervo digital de Francisco Rivas Castro.

Códice Telleriano-Remensis. Acervo digital de Francisco Rivas Castro.

De la Serna, Jacinto, Tratado de supersticiones, idolatrías, hechicerías y otras costumbres de las razas aborígenes de México. Notas, comentarios y un estudio de Francisco del Paso y Troncoso, Alicante, Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, 2000, párrafo 189.

Durán, Fray Diego de (editado por Garibay, Angel María) 1967. Historia de las Indias de Nueva España. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A. México. 341 págs.

Patrick Encina, Geraldine (2021). “A Commentary to Christine Hernández’s astronomical interpretation of Skybearer Almanac in Borgia 49a-52a.” Academia Letters, July 2021, Article 1694.

Patrick Encina, Geraldine (Ms.2015). “Fechas otomíes tomadas como mexica en el Códice Huichapan y en la Historia Oficial Colonial.” Subido a Academia.edu para revisión de pares.

Sahagún, Bernardino de, Historia General de las Cosas de Nueva España, nueva edición, con numeración, anotación y apéndices Angel María Garibay K., México, Editorial Porrúa, 1989, p. 77.

Sprajc, Ivan (2010). Orientaciones astronómicas en la arquitectura prehispánica en el centro de México. México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, UNAM.

Villaseñor, Rafael (2007). Los Calendarios Mesoamericanos analizados desde una perspectiva interdisciplinaria. Tesis que para optar por el grado de Maestro en Estudios Mesoamericanos presenta Rafael Eduardo Villaseñor Montiel. Directora de Tesis Johanna Broda. UNAM.

Eduardo Matos Moctezuma, una autoridad de la arqueología mexicana, ha reaccionado junto con muchos otros por la manera tan laxa en que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha manejado el evento más importante de la ciudad de México en el último milenio: la fundación de Tenochtitlán. “Quieren empatarlo con 1521, que es el año de la caída de Tenochtitlán; con 1821, la consumación de la Independencia; y con este año, 2021. No es correcto que se manipule la historia así”, dijo el arqueólogo a Gaceta UNAM.

Sin embargo, así como hay un manejo inadecuado de los hitos recientes por parte de nuestros gobernantes, también los historiadores le deben al pueblo mexicano una línea de tiempo consolidada e internamente congruente. En aras de ello, ofrezco aquí la fecha de fundación de Tenochtitlán, que es de donde parte la historia reciente de México.

De acuerdo con el registros histórico del Códice Mendonza, folio 2r, la fundación de Tenochtitlán sucedió en el año mexica 2 Calli (Figura 1). Si bien el año es indudablemente 1325, el día dentro de ese año ha permanecido indescifrable –aunque algunos especialistas han intentado proponer algunas fechas, incluyendo una en que ocurrió un eclipse, evento que carece de registro histórico.

Para recuperar la fecha de la fundación basta manejar dos o tres datos básicos: el primero consiste en la figura mítica fundacional. La élite mexica se preparó y educó en la ciudad sacerdotal de Tollan-Xicocotitlán donde la máxima figura era Quetzalcóatl, por lo que es lógico pensar que le destinaran a este héroe tolteca un templo justamente en el centro del espacio religioso y administrativo. En efecto, tal como se muestra en la Figura 2, al frente del Templo Mayor se edificó el templo de Ehécatl-Quetzalcóatl para honrar a la figura más importante de aquel momento en la historia fundacional mexica-tenochca.

Figura 1. Códice Mendoza, folio 2r. El primer año registrado en la esquina superior izquierda el 2 Calli, que corresponde a 1325. Imagen del archivo digital de Francisco Rivas.
Figura 2. Templo dedicado a 9 Ehécatl frente al Templo Mayor en Tenochtitlán. El homenaje a Quetzalcóatl como deidad fundadora fue una tradición heredada de los toltecas. En el año 2 Calli la fecha 9 Ehécatl sucedió el 24 de julio de 1325. Cada 24 de julio el Sol hace un paso cenital sobre Tenochtitlán. Estas condiciones solares fueron propicias para la fundación. Imagen tomada de una publicación de Enrique Florescano.

El segundo elemento del cual se debe disponer para recuperar el día exacto de la fundación de Tenochtitlán es un sistema de conversión de fechas de alta precisión. Los convertidores basados en los estudios de Rafael Tena y de Alfonso Caso presentan ambigüedades que han sido discutidas en otro artículo de divulgación. Por otro lado, el convertidor que he desarrollado y que he puesto a disposición de investigadores y el público en general desde hace casi una década, ofrece para el año 1325 una fecha de características inmejorables: el 24 de julio. Esta fecha, que es solar (es decir, que está ubicada en el calendario gregoriano aplicable a aquel siglo), tiene asociado el día 9 Ehécatl, fecha onomástica del héroe y fundador Quetzalcóatl.

Para los pueblos mesoamericanos, la serpiente emplumada llamada K’eya Maxi por los otomíes, Juun Ye’ ? (deidad GI) por los mayas y Quetzacóatl por los mexica, nació en el día 9 Viento. Se le asociaba con su capacidad para conectar el inframundo de los muertos (el xibalbá o el mictlán con nueve cuevas) con el cielo de trece espacios, y ganó reconocimiento como héroe por haber traído los granos de maíz y el calendario a los primeros descendientes sobre la tierra de la pareja primordial para que tuvieran una razón para vivir y para que su vida fuera ceremonial, de acuerdo con las fechas rituales y los acontecimientos astronómicos.

Al amanecer de aquel día del 24 de julio de 1325 Venus matutino venía descendiendo desde hacía ya trece días, cuando había estado junto a Júpiter y Saturno (probables representantes celestes de la madre y el padre primordiales, como ya he sugerido). Para los mexica el aspecto más importante de Venus es como estrella matutina, pues es en ese aspecto, como lucero del amanecer, que destaca su carácter belicoso. Esto es en contraste con el aspecto vespertino de Venus, que es más noble y más apreciado por otomíes y mayas, especialmente cuando aparece en mayo, pues ayuda a Tláloc a traer las lluvias.

La elección mexica del día 9 Ehécatl del año 2 Calli, es decir, del 24 de julio de 1325, fue favorable además porque el 24 de julio acontece el paso cenital encima de Tenochtitlán, lo que significa que el Sol del mediodía cae de forma vertical. Para los mexica el día fue ideal, pues el Águila Dorada-Tonatiuh-Sol se alzó en el punto más alto y central de la bóveda celeste, imponiéndose sobre el territorio que habría de convertirse en su imperio. Así, al anclar un evento solar a un templo dedicado a Quetzalcóatl en una fecha con tonal 9 Ehécatl, el pacto entre el águila y la serpiente emplumada quedaba sellado para siempre. Fue aquel un acto ritual impreso en el cómputo del tiempo sagrado y cósmico que quedó consolidado en un monumento que fundía el principio ordenador de Ehécatl-Quetzalcóatl con la visión imperial del Águila Solar.

Figura 3. Convertidor de fechas mayas, otomí y mexicas. Notar que el día correspondiente al 24 de julio de 1325 fue 9 Ehécatl del año 2 Calli, en el tercer día de la veintena Uey tecuilhuitl, cuando se celebraba el juego de pelota. La fecha 9 Ehécatl (9 Viento) conmemora el nacimiento de Quetzalcóatl, héroe mesoamericano fundacional por excelencia. Los mayas lo registraron como Juun Ye’ ? y también registraron la fecha de nacimiento 9 Ik’ (9 Viento). En Chichén Itzá fue conocido como Kukulkan. Convertidor disponible en http://damixi.jl.serv.net.mx/test/gc.jsp

Más de un siglo y medio después de aquella fundación, Tlaltelolco, al suroeste del Templo Mayor, se había convertido en el mercado de Tenochtitlán desde que los tenochcas se lo arrebataron a los tlaltelocas en el año de 1473. En ese espacio también había un monumento redondo dedicado a Quetzalcóatl. Pero en 1521 los mexica-tenochcas fueron obligados a rendirse después de haber resistido los embates militares de los españoles por más de ochenta días. Dos años después las piedras de los templos fueron utilizadas por Hernán Cortés y sus hombres para erigir la Iglesia dedicada a Santiago Apóstol. Si bien desde la perspectiva histórica oficial la dedicación a dicho apóstol responde al hecho de que aquél era el santo patrono de las huestes de Cortés, hay elementos para pensar que se eligiera una figura católica celebrada en el mes de julio para suplantar la figura fundacional mexica. Sin duda, Cortés debe haber sido informado sobre la fecha de conmemoración de Tenochtitlán y su relación con Quetzalcóatl.

Figura 4. Iglesia de Tlaltelolco, dedicada al Apóstol Santiago, cuya fecha conmemorativa es el 24 de julio. Cortés escogió a este santo para suplantar la fiesta dedicada al máximo titular y sacerdote del panteón mexica y tolteca, Quetzalcóatl, mismo que participó en la fundación de Tenochtitlan el mismo día de su onomástico, 9 Viento, el 24 de julio de 1325, en año 2 Calli. Imagen de https://www.tlatelolco.inah.gob.mx/index.php/recorridoss/iglesia

Al escoger la fecha de paso cenital 24 de julio se garantizaba la conmemoración del aniversario de la fundación del imperio mexica-tenochca por todos los años venideros sin posibilidad de que se olvidara dicha fecha o de que se cometiera un error de cálculo. Sin embargo, desde que se destruyó Tenochtitlan y, a medida que transcurrieron los siglos, la memoria histórica fue tergiversándose, acomodándose a nuevos enfoques teóricos e intereses, y reinterpretándose cada vez. El esfuerzo de Cortés por erradicar todo rastro y memoria de los elementos simbólicos más relevantes de la fundación del imperio mexica dio frutos: las mentes de la gran mayoría de los historiadores de ‘la conquista y la colonia’ permanecen colonizadas, aferradas a formas de interpretar el mundo mesoamericano que son de poca ayuda para quienes reclaman la descendencia de la nación de Huitzilopochtli, Quetzalcóatl y las Guerras Floridas.

Quizás la más grave condicionante de las mentes colonizadas es la creencia de que el sistema calendárico mexica –y por extensión, el otomí y el maya– es imperfecto. Todas las escuelas y academias especializadas argumentan que el calendario mesoamericano es impreciso por aparentemente carecer de un mecanismo para mantener las fechas del ciclo anual en sincronía con las fechas solares que caben en el año. Se han publicado un sinnúmero de artículos científicos intentando sustentar tal argumento, y los libros de primaria y secundaria de México repiten esto sin pensar en el grave daño que dicha acusación produce en los niños que están queriendo (re)construir o (re)vindicar una identidad, y que buscan en los productos intelectuales antepasados referencias a grandes logros científicos, astronómicos, arquitectónicos y médicos, entre tantos otros.

Ya han transcurrido más de 520 años desde aquel año otomí 13 Carrizo (equivalente al año mexica 12 Carrizo), acontecido en 1492 y otra vez en 2012 cuando fue el fin del Quinto Sol. Sin embargo, se sigue faltando a la inteligencia de sacerdotes, astrónomos y estadistas de aquellos tiempos, y el pueblo descendiente de los mexica aún no dispone de la información que le permita comprender a cabalidad la importancia del hito fundacional de Tenochtitlán, ni el mensaje fundamental de Quetzalcóatl, héroe tolteca, en cuyo honor se inauguró aquella ciudad.

Hacemos un llamado a Andrés Manuel López Obrador para que junto con los especialistas en la materia que integran su gobierno, emitan un comunicado para rectificar no solamente la ofensa que representa el forzar un aniversario de 700 años desde la fundación en el año 2 Calli de 1325 a cuatro años antes, en el año 2021, sino también para, de una vez por todas, se esclarezca la fecha precisa de aquel acontecimiento, que fue el 24 de julio de 1325, en el día 9 Ehécatl 3 Uey tecuilhuitl.

En caso de necesitar mayor sustento, estoy dispuesta a colaborar con un grupo especializado cuando el presidente de la república lo solicite.

Para leer más

El mercado de Tlalteloco y los productos que en él se ofrecían https://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1890/1887

El 29 de marzo es la fecha solar de comienzo del año Otomi-Hñahñu con la veintena llamada Anttzayo (de acuerdo con el Códice Huichapan). Tanto la Pirámide de Cuicuilco como la Pirámide de las Flores y otras dos estructuras en Xochitécatl, Tlaxcala, están alineadas hacia la puesta de Sol del 29 de marzo. En Morelos hay un sitio del Postclásico Tardío (siglo XIV) que también está alineado al Sol que se pone el 29 de marzo sobre el Cerro del Aire.

A los pies de la rampa del basamento piramidal circular de Cuicuilco se reporta evidencia de gran actividad ritual, lo cual no se encuentra en el lado opuesto, que apunta hacia el nacimiento del Sol sobre el Cerro Papayo el 23 de marzo. Definitivamente comprendemos ahora que los días entre el 23 y el 29 de marzo, es decir, el 24, 25, 26, 27 y 28, abarcaban el lapso de los 5 Dupa o días muertos, en que el fuego se apagaba y no se realizaban actividades en la milpa ni en la casa. Sin embargo, sí se realizaba el ritual de sacrificio gladiatorio, como se aprecia en el Códice Magliabecchiano.

Las actividades se reanudaban comenzando Anttzayo (equivalente a Tlacaxipehualiztli) en la fecha del 29 de marzo y a la puesta. Solamente sucedían en días Flor, Serpiente, Perro o Aguila. Tenemos una lámina en el Magliabecchiano, folio 47, que nos muestra la ceremonia en fecha 7 Flor. A partir de este día, y hasta el equinoccio de otoño, el cielo a observar era el del ocaso, pues las manifestaciones de Venus vespertino y de la Luna iban a permitir presagiar la venida de las lluvias. Esto es muy claro en el paisaje ritual de Cuicuilco, y lo he presentado en un coloquio organizado por la Alcaldía de Tlalpan en marzo de 2021.

Códice Magliabechiano, folio 30r. Esta imagen es una de las dos que aparecen en el folio 12r del Libro Indígena que antecede a este códice. La imagen corresponde al ritual de sacrificio gladiatorio al que hace referencia Fray Diego Durán para el día Nahui Ollin (4 Movimiento, voz nahua) en fecha 16 de marzo (juliano), o 26 de marzo gregoriano proléptico. El ritual era practicado por ‘los de tlaxcala’, que son otomíes. El 29 de marzo arranca el nuevo año otomí. En la glosa del folio dice xxi de março, una fecha juliana a la que se debe agregar 8 días.

Códice Magliabechiano, folio 47r. Es el primer día del año otomí. Notar la correspondencia en la siguiente secuencia de días:                       22 de marzo = 13 Carrizo 18 Ambuoendaxi;       23 de marzo = 1 Jaguar 19 Ambuoendaxi;        24 de marzo = 2 Aguila 0 Dupa;            25 de marzo = 3 Zopilote 1 Dupa;            26 de marzo = 4 Movimiento 2 Dupa;          27 de marzo = 5 Pedernal 3 Dupa;           28 de marzo = 6 Pedernal 4 Dupa; fin año 13 Carrizo   29 de marzo = 7 Flor 0 Anttzayo; nuevo año 1 Pedernal 

A esta veintena Anttzayo le siguen dos, que son la fiesta pequeña y la fiesta grande para pedir las lluvias. La primera se llama Anzotho, donde nzo’the quiere decir ‘avenida de agua’. La segunda se llama Antatzhoni, que quiere decir gran imploración–para que lleguen las aguas. La primera transcurre del 18 de abril al 7 de mayo, y la segunda del 8 al 27 de mayo. Esta segunda se llamó entre los mexica Huey Tozoztli, o Gran Vigilia, y se refería a una vigilia que comenzaba en la noche del 2 de mayo para amanecer el 3 de mayo, día en que iniciaba la veintena. Esta vigilia consistía en el encendido de fuegos en todas las casas y cimas de los cerros al atardecer, tradición que al parecer nació entre los pueblos otomíes y fue apropiada por los mexica-nahuas (de acuerdo con Isak Díaz y Mindahi Bastida Muñoz).

Códice Borbónico, página 25. Veintena de Gran Vigilia para pedir lluvias.

La fecha 3 de mayo es muy especial por ser una de ocho fechas significativas del ciclo anual, y en particular, el 2 de mayo a la hora de la puesta conecta a las personas con la presencia del Lucero del Atardecer que se asoma sobre el horizonte poniente, pues se piensa que este Lucero, en su aspecto femenino, tiene la fuerza para traer las lluvias. El encendido del fuego el 2 de mayo se practica aún en varios pueblos otomíes del valle de Toluca, de acuerdo con Isak Díaz.

Usted puede consultar y descargar el calendario de este año aquí. Si desea recibir un cuaderno con la descripción de cada veintena puede comunicarse con la autora directamente.

El Libro de Chilam Balam de Kaua es uno de diez Chilames Balames que se escribieron entre 1595 y 1796 y que se han encontrado y publicado en las últimas décadas. Este libro en particular es el más completo y detallado de la colección de libros de Chilames Balames, por lo que es la fuente más importante al comparar registros calendáricos mayas y cristianos. 

Imagen del Chilam Balam de Ixil. Muestra los cuatro cargadores para Yucatán, Kan, Muluc, Hiix, Cauac, asociados a los numerales comenzando por Hun (1) arriba; los cargadores están agrupados de cuatro en cuatro, avanzando en sentido contrario a las manecillas del reloj.

Lo más llamativo del registro en el Kaua es la presencia de una tabla de augurios de años donde los portadores de año no están ligados al 15 de agosto a la manera yucateca sino que a principios de enero, como manda el calendario europeo. 

Así, el escriba del Chilam Balam de Kaua logró desarrollar un sistema sincrético entre el calendario gregoriano y el calendario maya haciendo una lista de augurios para veintiséis años cristianos a partir de 1796, ubicando al portador de año maya en el 12 de enero. Dicho portador es definitivamente artificial, pero se manejó para hacerlo equiparable en importancia al primer domingo que ingresa en el año cristiano. 

En el calendario cristiano el primer domingo determina la “letra dominical” de todo el año. De alguna manera, la “letra dominical” permite hacer una lectura de cómo vendrá el año, ya que todos los domingos del año tienen la misma letra. En los almanaques europeos se agregaban observaciones astronómicas para enriquecer la interpretación del devenir del tiempo.

Para el calendario maya, el escriba del Kaua, siguió los mismos principios de interpretación pero recurriendo a los almanaques mayas para acomodar esa información al estilo europeo. Así, tomó al décimotercer día de cada veintena como equivalente al séptimo día de cada semana cristiana. Así, el glifo que cayera en la posición trece de la veintena sería el “portador del año.” Además, la veintena que serviría para las tablas paralelas de augurios cristianos y mayas sería la veintena llamada Mol porque, al ubicarse entre el 31 de diciembre y el 19 de enero, se facilitaría el despliegue de fechas en las tablas paralelas. El cuadro siguiente muestra el ejemplo de uso de ambas tablas para este año cristiano que acaba de comenzar, 2021.

Como se puede apreciar en el primer cuadro, el 1 de enero siempre comienza con la posición que se identifica con la letra A y avanza hasta la letra g, con lo que se crea una secuencia de semana fija. Lo que se consulta en ese almanaque es la letra que queda vinculada al primer domingo del mes, que es el día primero de una semana. Eventualmente sucederá que el domingo tenga letra g, lo que marca el comienzo de una semana. 

En paralelo, el modelo de la tabla del Kaua marca que el primer día de la veintena –en este caso 0 Mol– comienza con la posición 1 y avanza hasta el número 13, creando una secuencia fija. Lo que se consulta es el k’iin que queda vinculado al día trece de los trece lugares del componente fijo de la tabla. Eso es porque en un ciclo de trece años, eventualmente sucederá que el k’iin tenga coeficiente 1, lo cual marca el comienzo de una trecemana. En efecto, el ingreso de una trecena en el lapso de una veintena ocurre cuando el coeficiente 1 está presente en la secuencia de días del tsoolk’iin. 

En este ejemplo (para enero del año 2021) la letra asociada al día domingo es c.

El k’iin asociado al día 13 del componente fijo de la tabla con trece lugares es 5 Muluc

El día en el lugar 13 corresponde al 12 de enero y al día 12 Mol. 

EneroPosición Fija
(7 letras)
Día de la semana
(móvil)
 MolFecha cristianaPosición fija
(13 lugares)
Día de la trecemana (móvil)
    031 diciembre16 Kaban
1Aviernes 11 enero27 Etznab
2bsábado 22 enero38 Kawak
3cdomingo 33 enero49 Ahau
4dlunes 44 enero510 Imix
5emartes 55 enero611 Ik’
6fmiércoles 66 enero712 Ak’bal
7gjueves 77 enero813 Kan
8Aviernes 88 enero91 Chikchan
9bsábado 99 enero102 Kimi
10cdomingo 1010 enero113 Manik
11dlunes 1111 enero124 Lamat
12emartes 1212 enero135 Muluc
Cuadro 1. Ejemplo del modelo de tablas paralelas plasmado en el Chilam Balam de Kaua, para el augurio de enero de 2021.

El propósito de la tabla en la p.14 del Kaua, consiste en brindar augurios del nuevo año cristiano por medio de un k’iin (o día maya) que, como requisito, esté vinculado a la primera trecena que ingresa en enero—y ofrecer esta serie de augurios por dos ciclos de trece años (el ciclo que va de 1796 a 1808, y el ciclo que va de 1809 a 1821). 

Ciclo de augurios en trece años dado por un ciclo completo de trecenas, comenzando en 1 Kan 12 Mol el 12 de enero de 1796 de acuerdo con la tabla del Kaua en p.14

Uinal0Mol1Mol2Mol3Mol4Mol5Mol6Mol7Mol  8  Mol 9 Mol10Mol11 Mol12Mol
AñoDic31Ene1Ene2Ene3Ene4Ene5Ene6Ene7Ene8Ene9Ene10Ene11Ene12
1796            1 Kan
1797           1Lamat2Muluc
1798           1 Eb 2 Ben3 Ix
1799          1 Cib2Caban3Edznab4Cauac
1800            1 Ahau 2 Imix3 Ik4 Akbal5 Kan
1801       1 Kan2Chicchan3Cimi4Manik 5 Lamat6Muluc
1802      1Lamat2Muluc   3 Oc4Chuen 5 Eb 6 Ben7 Ix
1803       1 Eb2 Ben  3 Ix  4 Men5 Cib6Caban7Edznab8Cauac
1804    1 Cib2Caban3Edznab4Cauac  5 Ahau  6Imix  7 Ik8 Akbal9 Kan
1805   1 Ahau2 Imix3 Ik4 Akbal5 Kan6Chicchan7 Cimi8Manik9 Lamat10Muluc
1806   1 Kan2Chicchan3 Cimi4Manik5 Lamat6Muluc   7 Oc8Chuen  9 Eb 10 Ben11 Ix
1807 1Lamat2Muluc  3 Oc4Chuen 5 Eb 6 Ben  7 Ix  8 Men  9 Cib10Caban11Edznab12Cauac
18081 Eb 2 Ben3 Ix4 Men 5 Cib6Caban7Edznab8Cauac9 Ahau10Imix  11 Ik12 Akbal13 Kan
Ciclo de trece años plasmado en el modelo de tablas paralelas en el Chilam Balam de Kaua para la lectura de augurios.

Ciclo de augurios para trece años en un ciclo completo de trecenas, comenzando en 1 Muluc 12 Mol el 12 de enero de 1809 de acuerdo con la tabla del Kaua en p.14

Uinal0 Mol1 Mol2 Mol 3 Mol4 Mol5 Mol6 Mol7 Mol 8 Mol9 Mol10 Mol   11  Mol   12  Mol
AñoDic 31Ene 1Ene 2 Ene 3Ene 4 Ene 5 Ene 6 Ene 7Ene 8Ene 9Ene 10Ene 11Ene 12
1809            1Muluc
1810           1 Ben2 Ix
1811          1 Caban2 Etznab3Cauac
1812          1Imix 2 Ik3 Akbal4 Kan
1813        1Chicchan2 Cimi3 Manik4 Lamat5Muluc
1814       1Muluc2 Oc3Chuen4 Eb5 Ben6 Ix
1815      1 Ben2 Ix3 Men 4 Cib5 Caban6 Etznab7Cauac
1816     1Caban2Edznab3Cauac4 Ahau 5 Imix6 Ik7 Akbal8 Kan
1817    1 Imix2 Ik 3 Akbal4 Kan5Chicchan 6 Cimi7 Manik8 Lamat9muluc
1818   1Chicchan2 Cimi3Manik4 Lamat5Muluc   6 Oc7Chuen8 Eb9 Ben10 Ix
1819  1Muluc    2 Oc3Chuen  4 Eb 5 Ben6 Ix   7 Men8 Cib9 Caban10Etznab11Cauac
1820   1 Ben2 Ix    3 Men 4 Cib5Caban6 Eznab7Cauac   8 Ahau9 Imix10 Ik11 Akbal12 Kan
18211Caban2Eznab3Cauac 4 Ahau 5Imix6 Ik 7 Akbal8 Kan9Chicchan10Cimi11Manik12 Lamat13Muluc
Ciclo de trece años para la lectura de augurios plasmado en el Chilam Balam de Kaua.

Las tablas en el Kaua originalmente se hicieron para consultar augurios entre 1796 y 1821. Su creación denota el gran esfuerzo del escriba del documento por mantener el sistema calendárico maya yucateco validado por las autoridades eclesiásticas y las autoridades del gobierno que se hallaba en proceso de formación definitiva; todo ello en un contexto de discordia social, en el que se habían aplicado programas sistemáticos durante más de dos siglos para erradicar y destruir el corpus intelectual maya y las personalidades que lo protegían. La intención de crear estas tablas de augurios paralelos parece haber sido el procurar que el calendario yucateco fuera reconocido por los curas católicos y sus adeptos, y con ello evitar que el legado calendárico maya se perdiera del todo. 

Pero pretender que este “artificio calendárico” fuera empleado por gente maya yucateca fue bastante ingenuo. No consta que se haya utilizado de manera cotidiana y general, aunque quien lo haya consultado habrá notado que los días que arrojaban las tablas para cada 12 de enero eran válidos. En este ejemplo para 2021, el augurio lo da el k’iin 5 Muluc, que se refiere a que hay que permitir que las emociones fluyan, y aceptar que éstas se dan de forma cíclica, que no son estáticas. Si se comprende esto, nuestro centro (o cetro, que simboliza la capacidad de mando de una situación) estará íntegro. El aceptar el principio de dejar fluir es una enseñanza fundamental en este año.

Es importante saber que el portador original del año yucateco se ubica en 2 Pop, es decir, 15 de agosto, y para el año que va corriendo, el portador es 11 Kawak. La lectura interpretativa de este k’iin dice que hay “disonancia en la energía del rayo”. Esta energía es la que se descarga súbitamente para revelar la verdad e información que ha sido resguardada y se ha mantenido inaccesible por mucho tiempo. En situación de disonancia, dicha energía no podrá ofrecer a la humanidad ese tipo de información de manera fidedigna.

El portador del año maya al estilo Clásico o de Tikal, se ubica en 0 Pop, que es el 13 de agosto. En el año maya que estamos viviendo, el día portador es 9 Kaban, que se lee como “expansión de la energía del terremoto”. El terremoto habla del brusco re-acomodo de las cosas, las circunstancias y las relaciones. Se refiere a que todo lo que se daba por hecho se desmorona y se derrumba. La energía viene desde los nueve espacios del infamando, el lugar de origen, desde donde emerge la vida y adonde se sumerge lo muerto para un renacer.

De alguna manera, las tres lecturas aquí presentadas para el año maya que vamos viviendo nos invitan a ser fluidos como el agua, a discernir la información verdadera de la falsa, y a echar raíces profundas para no caer cuando se cimbre la tierra, desarrollando ramas largas en un tronco flexible. Ello, para poder participar en la regeneración de los procesos vitales que todos necesitamos para vivir en un territorio sano y (re)vitalizado, con dignidad y libre determinación.

Júpiter es el cuerpo que sigue en luminosidad a la Luna y Venus. Por eso millones de personas pudimos constatar desde mediados de diciembre, y día a día, cómo aquel brillante planeta y la estrella de Saturno iban acercándose en cielo del ocaso después de la puesta de Sol. 

Júpiter es el cuerpo que le sigue a la Luna y a Venus en luminosidad. Por eso, millones de personas pudimos constatar, desde mediados de diciembre, cómo aquel brillante planeta y Saturno iban acercándose en el cielo del ocaso después de la puesta de Sol. 

El haber podido observar el acercamiento de Júpiter y Saturno durante estos días pasados ha sido muy emotivo. Cuando la Luna emergió de la región próxima al Sol después de haberlo eclipsado en su totalidad, apreciamos a nuestro satélite junto a los dos planetas, y tuvimos la oportunidad de captar este hermoso encuentro en cámara desde Pucón, en el sur de Chile (Figura 1). 

Figura 1. Luna junto a Júpiter y Saturno, atardecer del 16 de diciembre de 2020. Imagen tomada por la autora en las faldas del volcán Villarrica, en Pucón, Chile.

Mientras tanto, se hacían virales todo tipo de explicaciones acerca de cómo ambos planetas hicieron una triple configuración con Venus en el año 2000 –cuando Júpiter y Saturno iniciaron el ciclo sinódico anterior al que comienza ahora– y más aún, que esa triple configuración debe haber sido aquella observada por los tres Reyes Magos sobre Jerusalem… Y es que cada re-encuentro entre ambos planetas demora veinte años, pero solamente cada cuarenta de estos ciclos sinódicos vuelven a estar tan próximos el uno del otro como lo pudimos apreciar ahora.

En vez de entretenerme en lo que sucedió en tiempo del nacimiento de Jesús, procedí a indagar acerca de la relevancia que pudieron haber tenido Júpiter y Saturno para los observadores mayas del cielo, particularmente en Palenque, Chiapas, hace unos mil quinientos años. 

En el Templo XIX de Palenque, así como en los tableros de la Cruz de aquel sitio famoso por ser cuna y tumba de K’inich Janaab Pakal, aparece el nombre de quien procreó a la principal deidad de la Creación del ciclo de 13 Bak’tun. Esta deidad principal de la Creación, altamente honrada en Palenque, era llamada ‘GI’, y sabemos por múltiples rasgos descriptores que se trató del planeta Venus, el lucero que brilla tan espléndidamente durante casi nueve meses al atardecer y otro tiempo igual en el cielo del amanecer.

En el tiempo de la Creación, cuando comenzó el ciclo 13 Bak’tun, Venus emergió en el poniente al atardecer después de nueve días de gestación en las aguas primordiales…aquél fue el acto inaugural del tiempo de los hijos del maíz en Mesoamérica, y se dio el 27 de julio del año 3117aC. Dicho tiempo se completó con un evento idéntico (de Venus emergiendo de las aguas primordiales) el 3 de mayo de 2013. 

Considerando que el astro que inauguró el tiempo de la humanidad del maíz fue Venus, ¿qué pistas tenemos acerca de su procreador o procreadores? ¿Acaso fue también un planeta –o dos? ¿Qué nos dicen los textos de Palenque acerca de las características de dicho procreador? ¿Se trata de un solo ser, ya sea mujer u hombre; o se trata dos seres de sexos complementarios?

Figura 2. Tablero de la Cruz, Palenque. Nacimiento del procreador siete años
antes de la Creación instaurada por la Deidad GI (Venus). Imagen de Stuart (2005: figura 139).

Sabemos que el/la procreadora había nacido siete años antes de aquel comienzo de 13 Bak’tun… Así lo refieren varios textos jeroglíficos en Palenque (Figura 2). Nació exactamente el día 8 Ajaw 18 Tzek’, que corresponde a un 19 de noviembre de 3124 aC. Algunos especialistas en estudios mayas pre-colombinos han propuesto que se trata de una mujer generatriz porque en su nombre aparece la sílaba ix que se usa como identificador femenino; pero cuando ix se emplea en la palabra ixim, que está en el nombre completo del procreador, el significado cambia a ‘maíz’. Otros se han enfocado en el componente nal del nombre completo, donde nal significa ‘hombre joven’, y argumentan que eso define al progenitor de Venus como un varón. 

El nombre completo del procreador de Venus es ¿?-na-NAL-IXIM? ¿?-MUWAAN-MAT. La primera porción se refiere al maíz (ixim) joven (nal), que considero es el producto de la procreación, es decir Venus, de por sí siempre asociado al quien trajo el maíz al mundo. La segunda parte del nombre consiste en dos aves: el búho o tecolote (muwaan) y el cormorán (mat). Lo importante aquí es que la mayoría de las inscripciones jeroglíficas del nombre del procreador consisten en un binomio, es decir que aparecen dos glifos, donde cada glifo es la cabeza de una deidad diferente (Figura 3). 

Figura 3. Nombres del progenitor de la Deidad GI (Venus) en distintos tableros de Palenque. Notar en letras b, c, d, e y g que se trata de dos cabezas independientes, alusivas a dos deidades, lo cual lleva a proponer que se trata de una pareja. Imagen tomada de Stuart (2005:figura 145).

Es muy posible entonces que el procreador consista en dos seres distintos que son denominados como aves para aludir a su presencia en el cielo. Esto es doblemente relevante: una porque ya no estaríamos necesitando discurrir sobre si se trata de un generador o una generatriz; y dos, porque podríamos plantear la posibilidad de que la ahora ‘pareja progenitora’ de Venus se tratara de dos planetas. 

Con este planteamiento como premisa, se vuelve necesario mirar lo que aconteció siete años antes de la emergencia de Venus, para ver si en efecto hubo dos astros luminosos en alguna configuración llamativa.

Siete años antes de 3117aC nos ubica en el año 3124 aC. Hacia el 20 de febrero de aquel año Júpiter y Saturno comenzaron a aproximarse en el cielo del atardecer mientras Venus se encontraba en su máxima elongación (Figura 4). Hacia el 21 de marzo de aquel año ambos planetas estuvieron en su momento más próximo de encuentro. Casi nueve meses después, en el día 8 Ajaw 18 Tzek, el 19 de noviembre de 3124 aC, el Tablero de la Cruz de Palenque narra que se dio el nacimiento del binomio progenitor. En esa fecha ambos planetas se encontraban en la región de Ahk (la Tortuga, el cinturón de Orion) y de Tzab’, las Pléyades (Figura 5). Es muy interesante que ambos planetas se localizaran precisamente en esta región, puesto que es sabido por narraciones del Altiplano Central mexicano que la pareja primordial se ubica en el lugar más elevado del arco de la vía Láctea, lugar que hacia noviembre y diciembre coincide con la región de las Pléyades (Figura 6, fragmento del Códice de Huamantla). 

Figura 4. Hacia el 20 de febrero de 3124 aC (fecha corregida gregoriana) Júpiter, Saturno y Venus configuraron un trino. 
Figura 5. Región que ocuparon Júpiter y Saturno en la fecha de nacimiento del binomio progenitor, en 8 Ajaw 18 Tzek’ o 19 de noviembre de 3124 aC, fecha se desprende de un registro en el Tablero de la Cruz de Palenque.
Figura 6. Códice otomí de Huamantla, fragmento. La pareja creadora Makamá y Makatá se encuentran en el cénit del cielo, bajo el arco de la Vía Láctea, configuración que también se plasma en el ‘Plato Cósmico’ maya, donde la figura protagónica de la procreación es un ave celestial. El lugar de los procreadores ha sido identificado como las Pléyades por varios autores.

Esta misma pareja o binomio progenitor asumió su cargo al gobierno 2 Bak’tunes después, o sea, casi 800 años después, como lo narra el Pasaje 6 del lado sur del Templo XIX (Figura 7). ¿Acaso significa esto que los antiguos ya habían calculado que el encuentro más cercano entre Júpiter y Saturno se da precisamente en este intervalo? Aquella fecha se registró en Cuenta Larga como 2 Bak’tunes 0 K’atunes, 0 Tunes, 10 Winales 2 K’ines, y en Rueda Calendárica como 9 Ik’ 0 Sak, lo que en el Convertidor de fechas desarrollado por quien aquí escribe corresponde al 1 de marzo de 2327 aC (fecha ajustada al calendario gregoriano). Buscando en el programa estelar Starry Night, vemos que el momento de mayor proximidad fue unos dos años antes. Eso es bastante notable.

Figura 7. Pasaje 6 del lado sur del Templo XIX. Ascenso a gobierno del binomio procreador o pareja creadora casi ochocientos años después de su nacimiento. Imagen de Stuart (2005: figura 56).

Si hay algo de especial en la conjunción de Júpiter y Saturno del 21 de diciembre de 2020 es que, de acuerdo con el presente análisis, la misma pareja progenitora de Venus se ubica hoy siete años después del cierre de 13 Bak’tun, evento que se proyecta en espejo para el momento del comienzo del 13 Bak’tun más siete años antes (Figura 8).

Figura 8. Júpiter y Saturno estuvieron muy próximos siete años antes de la emergencia de Venus en su acto inaugural del gran ciclo 13 Bak’tun, acto también conocido como la Creación. Ese gran ciclo se completó el 3 de mayo de 2013 (no en diciembre de 2012), y siete años después, el 21 de diciembre de 2020, Júpiter y Saturno están juntos, produciéndose un reflejo de aquel evento previo a la Creación, cuando nació la pareja progenitora de todos los pueblos mesoamericanos, de los hijos e hijas del maíz.

El hecho de que hoy podamos presenciar un evento en espejo (siete años después del cierre del gran ciclo 13 Bak’tun, así como fue siete años antes de la creación de 13 Bak’tun), es especial. 

Pero considero que lo particularmente ejemplar para nosotros, como testigos de un gran momento, es la unión de lo que para los antiguos mesoamericanos constituyó la pareja progenitora. Y es que se trata de una pareja que lo da todo por el bien de su progenie. David Stuart (2005:182) explica que el progenitor —que nosotros caracterizamos como el binomio progenitor— de la Deidad GI se describe como aquel que se sacrifica, ya que hace un gran esfuerzo para “crear algo de la nada”. En referencias mayas sobre la procreación de un hijo se usa la expresión ch’ab (sacrificio), que es la misma palabra que aparece en la frase u-baah-u-ch’ab del Pasaje 5 del lado sur del Templo XIX de Palenque. Ahora que sabemos que el progenitor de Venus, el joven maíz, fue una pareja y no un ser único, y que podemos contemplar a dicha pareja tal como se presentara siete años antes del nacimiento de Venus en la Creación, tenemos una oportunidad única para reflexionar. En particular, la configuración de la primera pareja nos invita a reconocer el sacrificio de nuestros progenitores para asegurar que sus hijos sean ‘buenas semillas’. Así como ellos estuvieron orgullosos por el nacimiento del joven maíz (Venus) por sus facultades para procrear y multiplicar a los hombres y mujeres del maíz, nuestros padres y antepasados también debieran poder sentirse realizados al ver el producto de su esfuerzo –tanto en su rol de cultivadores de maíz y otros granos como en su rol de padres que enseñan el valor de la cultura y cosmovisión del maíz.

Si algo hemos aprendido en este año 2020 desde que se completó el gran ciclo 13 Bak’tun en 2013, es que tenemos que ponernos a sembrar, a cultivar la tierra, a reproducir las semillas y a multiplicar los huertos familiares y comunitarios. Al ver todo tipo de noticias sobre el fenómeno de creación de nuevos huertos urbanos y en zonas rurales, estimo que los huertos se incrementarán hasta veinte veces en distintas regiones del mundo en la próxima década, incluso a pesar de los tiempos tan inciertos debido al cambio climático. Creo que este proceso es de lo mejor que puede estar sucediéndole a la humanidad cuando busca el sentido de la vida más allá de los grandes ciclos registrados por los antiguos sabios. En este ánimo, honremos a nuestros padres y ancestros, reunamos las mejores semillas que nos legaron y salgamos a sembrar!

Today, December 14, 2020, I am in Pucón, southern Chile, one of the places where the shadow or umbra will be cast by the Moon when as it advances between the Sun and the Earth. It is 8 in the morning and the dawning sky is totally covered by a single mass of white cloud, discharging rain incessantly. I think of the specialists and scientists who have brought in sophisticated cameras, and who may be wondering if it will clear before 11 am. I also think of the Mapuche tatas and nanas, who have discreetly been saying, as is customary, that the death of the Sun must be taken with great care. They commented on it when people were preparing to make a huge event for the eclipse in January 2019 in northern Chile, and they have been saying it with greater authority in recent months, because it is an eclipse that crosses their territory.

The astronomical program that I always consult, Starry Night, shows the Moon intervening in the Sun’s crown on one of its sides from around 6am today. That in itself already alters the amount of solar radiation, cooling the atmosphere enough to cause condensation of the water vapor that has accumulated over the forests and lakes in the Wallmapu region. In fact, it is well known by observers with ancestral knowledge about the lunar cycle that, when the Moon is new and is within the region of the Sun, it rains or stronger winds blow. As the hours go by this morning, the atmosphere will get even colder … so, I wonder, what window of probability did thousands of scientists rely on to travel to observation points in this location? Considering that they do have sufficient meteorological background, they may have moved to the highest peaks, beyond the cloud line. There they will be able to add more information to their databases about the dynamics of the Sun’s corona or the curvature of light rays in space … Meanwhile, the hundred thousand fans estimated to have arrived to Pucón –where my parents have lived for two decades– even with restrictions by Covid19, will have woken up puzzled: what to do if there is a curfew between 9am and 4pm and “on top of that” it rains non-stop?

It would be a good time to stop and think, to think with all the sensitivity of the body and mind about this process in which the Moon covers the Sun. What more sensitive people perceive in the time of the new Moon is enhanced hundreds of times when there is a total eclipse. Cells, usually activated by solar energy, now seem to be giving some of their vital energy back to the Sun. And it is not only about the semi-darkness and the umbra under which we find ourselves, but more importantly, it’s about the line of gravitational forces in which the Earth is located, and about the electromagnetic waves that are produced within the peculiar gravitational field. It is all this that leads to the reversion or alteration of vital processes, from ultracellular to planetary levels. Subtle changes in hormonal levels and neuronal and muscular electrical discharges can produce sudden changes in mood and behavior. When we are aware about what the eclipse implies for Mother Earth as a living being of great complexity and consciousness, it is natural that we give ourselves time-space for recollection; to quieten the mind and ask the protective beings of light, ancestors, warriors of great wisdom and vital force, who accompany us on this journey.

The fact that this opportunity of recollection for all Chileans and foreigners is taking place in Wallmapu speaks of the imminence of recognizing the wisdom, knowledge and science of time-space of the people of the Earth, the Mapuche. This, among many other highly relevant issues, is posed in the ILO Convention 169 on Indigenous and Tribal Peoples and in the United Nations Declaration on the Rights of Indigenous Peoples, both of which Chile has ratified. All Chileans should read them in order to resolve the way in which they, from their different educational, labor, political, religious and business contexts, will shape their economic and social processes. This must be done in dialogue with the people of the Earth, in a spirit of collaboration and co-responsibility, and in accordance with the international framework of the rights of indigenous peoples and their territories, which Chile must get used to accepting for a good collective life.

The civilizational crisis in which we find ourselves –a product of the schizophrenic behavior of Homo economicus— has bottomed out. What remains is to accept, once and for all, the definitive failure of the extractivist model imposed since the Spanish crown acquired divine permission to invade, subjugate and perpetually seize lands and inhabitants in ‘New Spain’ through the papal bulls Romanus Pontifex (1455), issued by Pope Nicholas V, and Inter Caetera (1493) issued by Pope Alexander I.

During the Fifth Mesoamerican Sun, a 520-year ‘eclipse’ was experienced. It was lived between 1492 and 2012, two years called by the Otomi-Toltec ’13 Reed’. That was a very tumultuous time, with exterminations and destructions never imagined. It was precisely eight years ago –on December 11, 2012, on day 4 Earth Tremor– when the culmination of that time occurred. The new dawn is heralding for the peoples who resisted and developed great resilience over the centuries.

In the Wallmapu, every 375 years there is a total eclipse. Somehow, this territory was also overshadowed by that entire cycle. Now, with this lan antü or eclipse, the Ñuke Mapu (Mother Earth) imposes her strong and omnipresent character: she and all the wise men and women are putting the stubborn mind that insists on going against the principles of nature in its place, so that the mind can have a new kind of approach to natural phenomena, one of sheer humility.

The time has come to accept that we are insignificant stardust in a galaxy of pulsars, flickering to the rhythm of their micro-cycles. We have a lot to learn from the people of the Earth and a lot to unlearn and discard from the individualistic, selfish and manipulative society that fell in the game of the brave dominator. Our young people have already understood this, and are putting their creative capacities at the service of Mother Earth, of her forests, deserts, rivers and seas and of the people who practice a good living, in an effort to create collective processes of regeneration and revitalization. Thank you, thank, you thank you. We will be accompanying you closely in this new dawn.